Imprevistas y de alto riesgo, las crisis en las empresas traen consigo peligro y oportunidad a partes iguales, pues así como pueden desestabilizar y destruir la reputación corporativa, si se las sabe manejar contribuyen a su fortalecimiento. Para que el suyo sea este último caso, los profesionales proporcionan lineamientos básicos.

En primer lugar, las acciones ante las crisis deben definirse en tiempos de calma. Contar con un plan de comunicación que estipule claramente los pasos a seguir (voceros, mensajes clave, canales, etc.), agilizará la capacidad de respuesta de la empresa y blindará su reputación.

Además es importante comprender que los medios de comunicación, que por cierto tienen gran poder de influencia sobre la opinión pública, querrán escuchar la voz oficial de la institución en relación a lo ocurrido. En ese sentido, considere a los periodistas como aliados, con quienes debe procurar mantener relaciones positivas permanentemente.

Recuerde también que mientras antes se pronuncie respecto a los hechos, transmitirá una imagen de responsabilidad y preocupación. Por el contrario, el silencio puede leerse como culpabilidad o incapacidad para manejar la situación.

Ante el constante escrutinio público, la proactividad, la rapidez y la honestidad serán claves para salir airoso de cualquier situación.