En julio la ciudad de La Paz se viste de fiesta para celebrar sus 210 aniversario.
Un 16 de julio de 1809, en esta ciudad se produjo una batalla para acabar con el dominio español. Suceso que es recordado y conocido como la revolución del 16 de julio que tuvo como líder a Pedro Domingo Murillo quien venía efectuando, junto a otros revolucionarios, reuniones clandestinas para este fin.
Aprovechando la fiesta de la Virgen del Carmen, celebración que convoca a cientos de católicos a recorrer las calles en procesión con su imagen, y la distracción de los gobernantes españoles y pobladores, los revolucionarios tomaron el cuartel de los españoles apoderándose de sus armas, mientras las campanas de la Plaza de Armas repicaban. Así, Pedro Domingo Murillo instaló una Junta Tuitiva como símbolo de la autonomía promovida por los criollos revolucionarios.
En todo el departamento paceño, el mes de julio es especial, es tradicional celebrar la fiesta de la Virgen del Carmen y a su vez, conmemorar la Revolución del 16 de julio. Por ello, se preparan diferentes actividades, entre ellas el desfile de teas que se realiza la noche del 15 en honor a las últimas palabras de Murillo antes de ser ejecutado: “compatriotas yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar, ¡Viva la libertad!”, y continúa con una verbena popular en la plaza San Francisco con la amenización de grupos musicales.
La algarabía de los pobladores toma las calles del centro paceño y los actos continúan hasta el día siguiente donde las autoridades se dan cita a primera hora de la mañana para presenciar el traslado de la Virgen del Carmen a la Catedral Metropolitana, ubicada en la Plaza Murillo, al mismo tiempo que se realiza el acto de homenaje a la gesta libertaria, ocasión en la que las campanas de todas las iglesias de la ciudad se hacen escuchar en son de la conmemoración por la independencia de la colonia española.