La logoterapia es una intervención psicológica, estudiada por Viktor Frankl, uno de los principales representantes del análisis existencial, desarrollada a partir de la teoría existencialista, que se enmarca en el análisis y apoyada en una terapia filosófica que se centra en la búsqueda del significado vital para llenar algún vacío, generalmente de seres queridos que ya partieron.

Estas intervenciones tienen como objetivo principal encontrar las ¨raíces¨ que pueden sostenernos en momentos de debilidad psicológica y emocional, que a la larga son causante de síntomas psicológicos, sentimentales y físicos. Los seres humanos pueden dar sentido a la vida constantemente y realizar su búsqueda constituye la principal motivación. Independiente de las circunstancias, todos tenemos un grado de libertad para decidir qué actitud adoptamos ante la adversidad, y esto es lo que ayuda a realizar esta terapia.

El neurólogo y psiquiatra Frankl consideraba que la experiencia humana tiene
tres dimensiones; la somática o física, la mental y la espiritual. Y el origen de las alteraciones psicológicas o desequilibrio es la falta de fortaleza de la dimensión espiritual y del sentido en la vida.

Estas dimensiones conducen al significado de la felicidad, relacionado con el trabajo, la contribución a la sociedad, los valores y la experiencia. Y por otro lado, los de la actitud, vinculado con la superación frente al sufrimiento. Ignorar estas dimensiones en momentos de crisis puede ocasionar trastornos mentales y malestar físico, es decir, sufrimiento.

Para desafiar estos trastornos a través de la logoterapia, es necesario el diálogo socrático, que consiste en desafiar el sistema de creencias, hacerse preguntas basadas en la lógica. La ‘desreflexión’, que se basa en redirigir la atención a nuestras metas, de modo pacífico y funcional para evitar la ansiedad.

La ‘confrontación’, una técnica que permite ver las incongruencias e inadecuación de nuestra actitud hacia algunas circunstancias. Y por último, la intención paradójica, como una técnica consistente para intensificar los problemas, en nuevos contextos, de modo que exista contradicción y un nuevo replanteamiento a la resolución del problema.

Una alternativa eficiente que nos da un empujón hacia arriba en ese momento de crisis y problemas emocionales o psicológicos.