El Aloe Vera, conocida también como sábila, es una planta suculenta originaria de África y de países ubicados en las regiones subtropicales y cálidas, de fácil cultivo, cuyas hojas carnosas esconden en su interior un mágico gel. Esta sustancia es una fuente de múltiples beneficios tanto para la industria cosmética como para el organismo.
El extracto gelatinoso, incoloro e insípido que se obtiene dentro de las pencas del Aloe Vera, es un estupendo gel que se aprovecha en los diferentes campos de la medicina natural.
La apuesta por esta planta se determina por una doble vertiente, la farmacéutica y la alimenticia, o lo que se llama el “nutracéutico”, alimento que tiene propiedades y beneficios para el bienestar del cuerpo en general.
Entre las propiedades más conocidas se encuentran la antiséptica, bactericida, antiinflamatoria, regenerador de la piel, óptimo para los tratamientos de psoriasis y los famosos ¨antiedad¨, también actúa como un excelente reparador de quemaduras y manchas en la piel.
Como complemento alimenticio, posee extraordinarios efectos beneficiosos para el organismo actuando eficientemente contra la artritis y gastritis, regulando la digestión intestinal y es un excelente reparador de energía para los atletas. Además, disminuye la pérdida de hierro, proporciona fibra y funciona como un reforzador del sistema inmunológico.
El doctor de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, Francisco Macías, dedicado al estudio del Aloe Vera, destaca su alto potencial nutritivo, además de su eficaz efecto como recuperador de la epidermis. Afirma que una planta de aloe vera contiene fibra, proteínas, lípidos o grasas saludables y oligoelementos como calcio, sodio, potasio, hierro y germanio orgánico, un potente oxigenador celular.