Resulta curioso que aún medio planeta desconozca que vender es una forma de vida, no un trabajo. Quizás esta sea la razón por la cual a muchas personas que se dedican a esta actividad les va mal. Porque vender no es convencer sino llegar a un acuerdo.
Y cabe mencionar que “llegar a un acuerdo”, más que una lección de ventas o negociación, es el arte de la sana convivencia. Vender es una forma de vida porque se convierte –cuando existe pasión- en una actividad constante que no conoce tiempo ni lugar.
El verdadero vendedor busca acuerdos las 24 horas del día, los 365 días del año. Intenta llegar a un acuerdo sobre la tarifa de un taxi –cuando no es fija- como también negocia los honorarios de un cirujano estético o el precio de la docena de naranjas que no son tan grandes como dice la casera que las vende.
Vender no es sacar ventajas, sino que una parte reciba lo que espera y pague lo que considera conveniente (de allí que me gusta explicar que PRECIO es lo que la gente está dispuesta a pagar por algo). Vender es adictivo, créame. Sólo basta generar la primera venta para entender que si me muevo más, organizo mejor, amplío mi capacidad de visitas y mejoro mi capacidad de relacionamiento, las ventas aumentan matemáticamente.
Vender no es mentir. Esa es la forma más rápida de matar un producto, servicio o al vendedor mismo. Vender es investigar “el alma” de lo que ofrece, tratando de que sea atractiva para el público, y por supuesto, que el precio percibido sea mayor al real. Dicho de otra forma, que la gente sienta que recibe más por menos precio.
Vender no es solo ambición de ganar más dinero. Es ambición sana. Porque cuando un vendedor sólo se mueve por dinero (bonos, comisiones, etc.), muere el trabajo en equipo, y se genera la peor de las competencias internas –dentro de la empresa- la competencia del vale todo.
Y finalmente, vender está al alcance de todos. Los vendedores no nacen. Se hacen. Ocurre que los humanos, muchos casos por herencia genética o influencia del entorno, desde temprano desarrollan cualidades de interacción y acuerdo con los demás. Pero bien se podrían dedicar también a ser maestros, artistas, periodistas, etc. Vender significa orientar mis habilidades personales de sociabilidad y persuasión, hacia un fin comercial.
Entienda, que de alguna u otra forma, desde pequeños y sin saberlo, siempre hemos vendido algo. Por eso, ¡larga vida a los vendedores!
Ms. Pedro Cabrera M. Yegros
Consultor de Marketing
Conferencista
Capacitador de RR HH
cabrerapedro@yahoo.com
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