Se define al contrato emocional como un conjunto no escrito de expectativas que existe entre el empleado y la empresa, el cual se caracteriza por compromisos constantes entre ambas partes e implica que al interactuar son compañeros y socios en la consecución de los objetivos y beneficios, sean estos económicos o no.

El contrato emocional busca gente y jefes comprometidos no solamente “tras el número mensual positivo”, sino también tras la búsqueda de generar un ambiente de trabajo agradable, condiciones reales de superación económica/laboral a futuro para los personeros de la misma, y en especial, trabajar bajo la lupa de una relación justa.

En base a mi experiencia, el punto de origen de una relación laboral sana y justa, comienza en la entrevista de trabajo. Porque si se le dedica poco tiempo e importancia a la contratación de alguien, posiblemente termine contratando a “alguien problemático”. De la misma forma, los candidatos a empleados deberían tratar de averiguar cómo es la empresa donde desean trabajar. Porque una vez dentro de ella, quejarse o lamentarse resulta tarde.

Dos preguntas ayudan a saber cómo le puede ir en un futuro: ¿Tiene posibilidades de ascenso mi puesto? ¿Cómo se puede ganar mejor sueldo en el tiempo? El contrato emocional busca ambas partes jalando el carro en la misma dirección, esforzándose y haciendo sacrificios, dando lo mejor, comprometidas y consecuentes. No conozco muchas empresas así, pero debe ser como las brujas. Dicen que no existen… pero que las hay, las hay.

Ms. Pedro Cabrera M. Yegros
Consultor de Marketing
Conferencista
Capacitador de RR HH
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